Arquitectura e Innovación Social: Inclusión de personas con Discapacidad
Es un hecho innegable que nuestra sociedad discrimina a las personas con
discapacidad, ya que no le ofrece condiciones justas para el desenvolvimiento
en su vida cotidiana. En nuestro país los esfuerzos para integrar personas con
discapacidad son escasos; convirtiéndonos por ende en una sociedad excluyente,
realidad que se vive en la mayoría de los países latinoamericanos.
Las personas con discapacidad representan un 10% de la población
mundial, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). En nuestro país
ascienden a 1,160,847 personas, esta cifra representa el 12.3% de la población
nacional (censo 2010). Y la tendencia
general es que la expectativa de vida aumente, propiciando una mayor población
envejeciente, lo que hace que cada vez aumente los usuarios de la accesibilidad
de forma general.
La innovación social se define como nuevas ideas (productos, servicios y
modelos) que simultáneamente satisface necesidades sociales y crean nuevas
relaciones de colaboración. Es decir, hay innovaciones que son ambas, buenas
para la sociedad y aumentan la capacidad de actuar de la sociedad. En este
sentido debemos a través de la arquitectura encontrar nuevos modelos para que
nuestra intervención no se limite a ser resultado de situaciones socio
culturales, sino que seamos capaces de generar nuevas situaciones.
Hace
falta que podamos proponer la enseñanza y la práctica de la arquitectura como
un actor importante en el proceso de cambio hacia una sociedad inclusiva. Las soluciones que se plantean en este
aspecto deben ser integrales y progresivas, la ciudad, el entorno y el uso
mismo de los edificios forman parte importante para lograr estos aciertos. La acepción de los conceptos de diseño para
todos y accesibilidad universal son un paso necesario, desde la formación hasta
la elaboración de propuestas. Por así decirlo los arquitectos somos los
administradores de esta forma de inclusión, y responsables de proponer la
legislación y normativas adecuadas para garantizar el uso autónomo de los
espacios por todas las personas.
En nuestro hacer como arquitectos está la posibilidad de ofrecer
soluciones integradoras y amigables para los miembros en situación de
vulnerabilidad de nuestra sociedad. Consideramos incluso necesario explorar
nuevas posibilidades, que vayan más lejos de las exigencias técnicas y que
podamos enriquecer la experiencia personal que tienen estas personas en
determinados espacios.
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